DE
LOS
RITOS DE MEMPHIS Y DE MISRAIM
PUBLICADO POR JUAN JOSÉ SAAVEDRA CHAVEZ 66°90°96°
Si
acaso muchos pensamos que el pasado siempre fue mejor, es porque tenemos
razones fundadas para creer que es así.
Una
mirada a lo que actualmente constituyen estas Ordenes Masónicas, y que han
proliferado en forma tan sorprendente a lo largo, sobre todo, de la última
mitad del siglo XX en adelante, es lo que trataremos de analizar. Haremos
esfuerzos por rescatar sus finalidades, sus ideas y su original estructura, las
que han quedado, con el pasar del tiempo, en el más absoluto olvido y abandono.
Culpable
de ello ha venido en resultar una serie de mezclas ritualísticas, conocimientos
desmembrados y desarticulados, más un total caos en lo referente a una
identidad con la Doctrina
e Ideales que persiguen estos Ritos.
Con
estupor, constatamos desde hace mucho tiempo, como en algunas Logias se han
introducido ideas y teorías que resultan tan lejanas y extrañas a la Masonería Universal.
El teosofismo, el orientalismo semi-religioso, el ocultismo, el esoterismo
fatuo e indeterminado en su esencia y las técnicas psicologistas de la nueva
era, han venido a ser el discurso reiterado de instructores, inculcándole a los
recién iniciados de algunos Ritos que esos serían los temas que debe dominar
todo “masón espiritualista”.
Constatamos
que en general, los Ritos de Memphis y Misraim se han alejado definitivamente
de los propósitos que les dieron origen.
¿A
qué se debe la introducción de tantas ideas, conceptos y teorías, tan lejos de
la docencia masónica? Debemos responder que es por la falta de conocimiento
tradicional de la Orden y sus usos y costumbres, la desinformación y la
deficiente y en muchos casos improvisada preparación de sus maestros.
Toda
Orden Masónica que se precie de tal, más allá de todo tecnicismo y pergaminos,
debe dedicar todos sus esfuerzos en descubrir y develar el significado,
conocimiento y aplicaciones de las Herramientas Simbólicas en la conciencia de
sus iniciados, y por medio de ellos en la sociedad profana. En el estudio y la
meditación de su Simbolismo, la escrupulosa y correcta aplicación del Ritual, y
en la observación de la
Constitución , Reglamentos Generales y Particulares, y en la
aplicación del Código de Justicia Masónico, es donde encontramos el campo donde
la Orden Masónica
desarrolla sus actividades.
Su
trabajo dogmático y docente gira necesariamente sobre su centro, que está
constituido por las Herramientas Simbólicas de cada uno de sus Grados y el
estudio de sus respectivos Manuales de Instrucción, Catecismos y Rituales. Por
tanto, toda conducta y enseñanza extraña a lo antes mencionado, puede llevar a
presumir que una determinada Orden solo actúa como una caricaturización de lo
que es la verdadera Masonería.
No
nos haremos cargo sobre quién es regular y quién no lo es, pues basta un
análisis concienzudo a la historia de estas Filiaciones, para darnos cuenta en
realidad, quien es quien.
Mas
bien nuestro estudio consiste en tratar de aclarar y por ende entender el
porqué de tantas contradicciones que resultan tanto en la docencia, como en la
estructura de estos Ritos.
Existe
una visión mucho mas allá de lo que han visto hasta el momento quienes han
tenido la responsabilidad de dirigir los esfuerzos y aspiraciones de los
iniciados. Enredados en una cantidad sorprendente de grados masónicos, hasta
ahora, la finalidad primera y última de muchas personas ha sido escalar lo mas
alto posible esta estratosférica nomenclatura de grados. Muchos han logrado
altos grados, pero es como si no los tuvieran, pues no se ve la correspondencia
en el campo de la ética, la moral y la erudición. Ciertamente ello es motivo de
un análisis que debe llevarnos necesariamente a una respuesta.
¿Cómo
es posible que en una Orden con tantas posibilidades, los verdaderos
buscadores, estudiosos e investigadores no encuentren claridad a sus
inquietudes? La respuesta es muy simple; porque allí no se encuentra toda la Luz.
Estas
Órdenes se han desarrollado con más fuerza en Francia, que en cualquier otro
país, y de allí han pasado y se han extendido piramidalmente por todo el mundo.
Sin embargo, en la medida que ha pasado el tiempo, las Doctrinas y antiguas
estructuras iniciáticas que tuvieran en el pasado, como un viejo edificio, se
han derrumbado y su trabajo ha disminuido hasta casi su total extinción.
Las
ideas modernas de sintetizarlo todo vino en deformar, podar y extinguir
importantes Ordenes Iniciáticas por donde el Iniciado podía desarrollarse en
forma segura y sin contradicciones como las que hoy conocemos. Si bien todos
sabemos que el camino del Iniciado es largo, no todos logran comprender que es
para toda la vida. Es así que de acuerdo a la evolución personal e intereses
particulares de cada Iniciado, existió en la época de oro de estas Filiaciones
Iniciáticas, todo un complejo y bien acabado sistema de Iniciación, en el que
prácticamente quedaban incorporadas en un todo, cuanto el Iniciado estuviera en
condiciones y tiempo de poder abarcar.
El
primer paso para conocer el mundo de la Iniciación , es desde el mundo profano.
El
doctor Gerard Encausse, conocido por el nombre iniciático de “Papus”,
representó en Francia a algunas interesantes Órdenes de Iniciación, como
también lo hicieron sus herederos en la Gran Maestría , como
fue el caso de Teder, Jean Bricaud, Constant Chevillón, Henri Dupont, Robert
Ambelain y muchos otros que llegaron a constituirse en otros países y hasta el
día de hoy.
La
persona profana que estuviera interesada en incorporarse en estas Ordenes de
Iniciación no hacía mas que acercarse a lo que le estaba mas a mano, esto es,
al “Grupo Independiente de Estudios Esotéricos” (grupo que tomó varios nombres
pero con igual finalidad) o a la “Orden Masónica Oriental del Rito Antiguo y
Primitivo de Memphis-Misraim”, orden que servía de base para todo un complejo
aparato de iniciación.
El
Rito de Memphis-Misraim, permite el desarrollo del Iniciado tanto en la Masonería Simbólica ,
como en la
Masonería Capitular y en la Masonería Hermética ,
aprovechando cada uno de sus conocimientos.
Cuando
un Iniciado logra la
Maestría Masónica , entonces está en condiciones de solicitar
su incorporación a la “Orden Martinista”, (aunque existe un tipo libre de
Martinismo donde no es necesaria la iniciación masónica, pero donde la calidad
de sus miembros es diferente por razones obvias) donde el iniciado puede
desarrollar todo un vasto campo relacionado con la espiritualidad cristiana.
Esta Orden consta de 4 Grados, que se llaman: I° Asociado, II° Iniciado, III°
Superior Incógnito y IV° Superior Incógnito Iniciador.
Si
el Hermano no desea ingresar en el Martinismo, es libre de no hacerlo, y puede
continuar su carrera masónica en los Grados Capitulares sin ningún problema.
Una
vez que el Hermano alcanza y es consagrado en el III° Grado Martinista,
entonces puede pedir su incorporación en la “Orden Kabalistica de la Rosa +Cruz”, orden que está
dedicada exclusivamente al estudio de la kabala judía y cristiana. Esta Orden
consta de tres Grados: 1° Bachillerato en Kabala, 2° Licenciado en Kabala y 3°
Doctor en Kabala. Existe
también otra vía; consistiendo esta, que cuando el Hermano ha llegado al IV°
Martinista le es posible su consagración en los Grados de la Orden del Rito Escocés
Rectificado de Willermoz que contempla los Grados de una caballería Cristiana y
Templaria, donde descansa en su último grado una síntesis del sistema teúrgico de Martines de
Pasqually.
Cuando
el Hermano se encuentra, ya sea en el Grado 33° de la Masonería , o en el IV°
Grado del Martinismo, le es posible solicitar su ingreso en la “Iglesia
Gnóstica Universal” que contempla el estudio de la religión cristiana con el
signo de la razón, la fe y la inteligencia. Sus Consagraciones son de
Sacerdote, Presbítero, Obispo y Cardenal-Arzobispo de la Iglesia Gnóstica
Universal. Quienes pertenecen al Alto Sínodo de la Iglesia Gnóstica
Universal, son también los Legados de la Orden Martinista
y Miembros del Soberano Santuario de la Masonería. Por
tanto, es claro que era imposible obtener el Grado 95° del Rito de
Memphis-Misraim, a menos que participase de las estructuras paralelas; si
alguien solo quería participar exclusivamente de la masonería sin asociarse a
las Órdenes paralelas, solo podía acceder como máximo hasta el Grado 33°. Por
eso es que difieren absolutamente las capacidades cuando son medidas o
comparadas entre un Hermano del Grado 95° de la antiguas estructuras, con un
Hermano que recibe el mismo grado en la actualidad; efectivamente, no hay punto
de comparación.
A
nivel de Grandes Maestros de estas Filiaciones, también existe la incorporación
a otras Órdenes, como es el caso de los Caballeros de Palestina, la Orden del Templo de Oriente
y otras.
Quizás
algunos se sorprenderán, porque nunca escucharon hablar de semejantes cosas. Es
allí donde está la explicación a cuanto hemos enumerado en un comienzo. Si
alguno pretendió que lo único que era posible trabajar era una especie
particular de masonería, en realidad se equivocó. Si alguno en su ignorancia y
desconocimiento no sabía que para los iniciados existían otras alternativas de
desarrollo, resulta lamentable. Si alguno mezcló cuanta doctrina, práctica y
conocimiento en una sola orden, entonces solo cosecha el desorden y la
confusión.
Actualmente,
como ya lo hemos insinuado, el poder de síntesis ha pretendido comprimir todo
este inmenso cuerpo iniciático en una sola institución. Esto no es precisamente
el resultado de una operación pensada e inteligentemente ordenada, sino por el
contrario, es el resultado de una muerte anunciada, pues la sabiduría, la
fuerza y la belleza fueron remplazadas paulatinamente por sus respectivas
antítesis. Veamos qué significa esto.
Durante
muchos años, los estudiosos e investigadores de la Tradición Hermética
Occidental (en algunos casos, que son la mayoría), y Cristiana, los Ritos de
Memphis y de Misraim, no fueron más que solo una plataforma básica y elemental
desde donde comenzar el estudio a las disciplinas que ocupaban a los
estudiosos. El objetivo era que los miembros que trabajaren en cualquiera de
las Filiaciones que analizamos someramente, tuviesen la “regularidad” que exigía
la Orden más
antigua de todas, esto es la Masonería Universal. Por tanto, se podría alegar
cualquier discrepancias con las doctrinas que se estudiaban en las Ordenes
superiores, pero no en cuanto al reconocimiento implícito que se debía tener de
quienes participaban de ellas. Era innegable que todos los miembros habían sido
iniciados en los Grados masónicos de acuerdo a las fórmulas aceptadas por la
masonería universal; por tanto, podrían surgir discrepancias, por ejemplo con
el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, con la Gran Logia de Francia,
etc., pero solo en cuanto a un tecnicismo de regularidad; pero sin desconocer
que las ceremonias por las cuales un profano se convierte en Masón, son las
clásicas por las cuales es sometido cualquier persona y en cualquier Orden. Si
acaso un poder masónico reconoce a otro, técnicamente hablando, es asunto
relativo, pues prima en todos los iniciados y en forma general, la idea de la Fraternidad y el
concepto de una Masonería universal; la que puede llevar un nombre menos o un
nombre mas, o bien puede llamarse con un nombre particular u otro. El resultado
es el mismo. Todos por igual han pasado por las mismas ceremonias, y se
reconocen universalmente con los mismos tocamientos, signos y palabras de
reconocimiento (salvo muy pequeñas diferencias). Una segunda razón de la
necesidad de la Iniciación
masónica, es que en las Ordenes superiores se estudian algunos grados
importantes de la masonería, sus leyendas y retejadores, lo cual implica
necesariamente el hecho de estar iniciado en tales grados; lo contrario sería
poco serio y se cometería una infidencia, que a nivel de Ordenes iniciáticas
resultaría imperdonable.
Una
vez establecido el Rito de Memphis-Misraim como la base sobre la que se
sustenta todo el edificio iniciático que venimos analizando, este se convierte,
como lo dijéramos ya, en un sendero obligado por recorrer. Ahora bien, la
diferencia en relación a otro Ritos masónicos, consiste en que en este los
Grados se otorgan en periodos breves de tiempo, como es el caso de Robert
Ambelain, quien fuera Gran Hierofante del Rito, el que alcanzó desde el primero
al último grado en solo cinco años. Otro caso lo constituye el de Spencer
Lewis, quien es exaltado en un muy breve espacio de tiempo hasta el grado que
le permite participar del Soberano Santuario de Alemania; el que es exaltado
por el mismísimo Teodoro Reuss (Peregrinos), el mismo que consagró también y le
dio plenos poderes para constituir un Soberano Santuario para Francia a Jean
Bricaud. Esto es solo una muestra, porque podríamos citar unos cuantos casos
más. Sin ir más lejos, el Hermano León Tournier, recibió todos los grados
superiores al de Maestro Masón por correspondencia, esto es, el 18°, el 30°, el
33°, el 90°, y finalmente el 95°. Si tuviéramos que hilar aún más fino, nos
daríamos cuenta que el Hermano Tournier nunca fue iniciado en el Rito de
Memphis-Misraim en forma ceremonial, porque la iniciación hasta el tercer Grado
la recibió bajo los auspicios del Gran Oriente Español que trabajaba en Paris.
De igual manera, también Tournier,
otorgaba los Altos Grados de la masonería, por correspondencia. Sin
embargo, nadie queda inhabilitado desde el punto de vista masónico pues
existieron ceremonias de por medio en unos casos, y en los otros, permisos y
dispensas autorizadas.
En
la actualidad los Ritos de Memphis y de Misraim han venido del todo a menos, ya
que olvidando su brillante pasado, solo han quedado relegados a una simple
masonería que busca su doctrina sin poder hallarla.
Esto
puede ser explicado, dado a que por circunstancias un poco largas de analizar,
las Ordenes altamente iniciáticas se fueron quedando desamparadas por lo escaso
que resultaban de conseguir los Iniciados de alto vuelo. Los estudiosos e
investigadores que existieron en los tiempos de Papus (quien escribió cerca de
cien libros y dirigió algunas revistas de publicaciones esotéricas), Bricaud
(que escribió varios libros y dirigió publicaciones oficiales de las ordenes
que representaba), Chevillón (que también escribió algunos textos y trabajos de
investigación), Chaboseaux (que escribió varios tratados), Stanislas de Guaita
(cuyo aporte al conocimiento serio del Ocultismo en obras de sumo interés tales
como “Ensayo sobre las Ciencias Malditas”), etc., comenzaron a desaparecer y se
hicieron cada vez más escasos. Las Ordenes también en forma paulatina
comenzaron a abatir sus columnas esperando que quizás con el tiempo, surgiera
una nueva era de estudiosos e investigadores de la Tradición Hermética
Occidental y Cristiana, que posibilitaran nuevamente el despertar a los
antiguos Egrégores dormidos.
En
las décadas recientes, muchas personas de gran valer han pasado por los Ritos
egipcios, sin embargo estos Ritos por si solos no han tenido la capacidad de
interesar a los que buscan una aproximación a la verdadera Luz. A lo más, solo
han visto en su trabajo una añoranza de tiempos lejanos que dieron prestigio,
sabiduría y ciencia a los que enfrentaban el desafío del camino a la Alta Iniciación.
Hoy,
los iniciados buscan de Rito en Rito, algún eco de aquellos otros tiempos que
le dieron gloria al Saber. No hay que extrañarse por tanto, que muchos incapaces y osados ocupen las
dignidades y sitiales que ocuparon hombres e iniciados notables, tales como René Guénon, Victor Emile Michelet, Josephin Péladan, Chamuel, Stanislas de Guaita, Albert
Poisson, Barlet, Pólit, Gary de Lacroze, Coronel
de Rochas, Paul Adam, Lemerle, Paul Sédir, Marc Haven,
Abel Haatan, Selva, Agustín Chaboseau, Phaneg,
Dr.Rozier, Jollivet Castelot, Serge Basset, solo por citar algunos nombres
franceses. La lista sería muy larga si acaso incluimos a notables estudiosos
repartidos en muchos países del mundo.
Quizás, y como los tiempo son
cíclicos, nos queda la posible esperanza, que una nueva Aurora Dorada surja
desde las tinieblas, para constituirse nuevamente en la promesa de un nuevo
amanecer.
ESQUEMA GENERAL DE ALGUNAS
DE LAS FILIACIONES INICIATICAS
INTEGRADAS
Cabe consignar en este esquema y
como una forma de reafirmar lo antes señalado, que el 9 de mayo de 1898 se
firmó un Tratado de Alianza entre la Orden Martinista
y la Orden de
los Illuminatis, unificando esfuerzos para lograr en conjunto sus Ideales
comunes.
Que en 1911 se firmó un Tratado de
Alianza entre la
Orden Martinista de Papus y la Iglesia Gnóstica
Universal, transformándose esta en la Iglesia Oficial
del Martinismo.
También
se integraron en pactos de trabajos unificados, los Ritos masónicos: Escocés Cerneau, Early Grand,
Swedenborgiano y Memphis-Misraim, los que en conjunto constituyeron un Supremo
Gran Consejo de Ritos Confederados.
NUESTRO FRATERNO Y PROFUNDO AGRADECIMIENTO AL I:.S:.H:. MIGUEL ANGEL MESSINA POR SU COLABORACIÓN

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