MENFIS MISRAIM PERU

MENFIS MISRAIM PERU
M:.I:.S:.H:. JUAN JOSE SAAVEDRA 66°90°96°

miércoles, 11 de abril de 2012





Martinismo, Teosofía y Teúrgia

Por Serge Caillet
(Instituto Eleazar para Francia)


1. El Martinismo es una teosofía. Esta teosofía está bien diferenciada de ciertos sistemas, tal como el que forjara la Sra. Blavatsky, fundadora, en 1875, de la Sociedad Teosófica, que no hay que confundir con la Teosofía, y a la que convendría reservar el término "teosofismo".

2. La teosofía es el conocimiento de la verdad, del camino y de la vida. Es todo uno. La teosofía es el conocimiento, que es la sabiduría de Dios. Y este conocimiento es experimental.

3. El Martinista es un teósofo. Y lo que es un teósofo nos lo va a explicar un autor anónimo:

"Se entiende por teósofo un amigo de Dios y de la sabiduría.

El verdadero teósofo no rechaza ninguna de las inspira-ciones que Dios le envía para desvelarle las maravillas de sus obras y de su amor, a fin de que él inspire éste amor a sus semejantes mediante su ejemplo y sus consejos. Yo digo, al verdadero teósofo: todos los que se ocupan sólo de la teosofía especulativa, no son por ello teósofos, pero pueden esperar llegar a serlo si tienen un verdadero deseo, si persisten en la resolución que han tomado de imitar las virtudes del Reparador, y ponen en él toda su confianza. Un verdadero teósofo es por lo tanto un verdadero cristiano, así que se le puede convencer por su doctrina que es la misma. Esta doctrina está fundada sobre las eternas relaciones que existen entre Dios, el hombre y el Universo; y estas bases se encuentran afirmadas en los libros teogónicos de todos los pueblos, y sobre todo por las Sagradas Escrituras interpretadas siguiendo al espíritu y no a la letra.

Los teósofos, fundamentados en sus principios, no varían jamás, no discuten nunca; ellos intentan convencer por el razonamiento y por los hechos; si no pueden llegar a esto, guardan el más profundo silencio y lamentan los errores que confunden al espíritu de sus semejantes; ruegan a Dios que les ilumine y les prepare para recibir la verdad: pues la verdad conlleva por sí misma su evidencia, sólo es necesario que los espíritus estén preparados para recibirla.

Así vemos cómo los teósofos no hacen jamás sectarismo; no buscan nunca hacer proselitismo, y no se conducen nunca como sectarios; solamente se expresan de forma abierta en sus escritos, y cuando la ocasión se presenta en la causa de la verdad. Y, en efecto, ¿podemos llamar sectarios a los sabios que, en todos los tiempos, tienen probada la evidencia por sus discursos y por sus acciones, las cuales admiran verdadera-mente los amigos de Dios?

La unidad y la fijeza de sus principios deben también distinguirlos de los filósofos, cuya diversidad de opiniones inspira naturalmente la desconfianza de sus diferentes sistemas y lo mismo se puede decir sobre la palabra filosofía, de la que tanto se ha abusado hasta ahora. Pues si la filosofía, tomada en general, reafirma en su seno todas las verdades conocidas, también encubre los errores más peligrosos. Pidamos por los que se entregan inconsideradamente a la enseñanza de la verdad sin haber recibido la llama que sólo la sabiduría eterna puede dar cuando lo pedimos con sinceridad, sea para iluminarnos a cada uno en nuestras tinieblas, o sea para iluminar a continuación a nuestros semejantes, si esta sabiduría los juzga dignos de ella.

El teósofo es aquél, o aquella, que tiende a contemplarse en el espejo, a fin de reflexionar sobre la verdad, la vida y la sabiduría. Esta transformación se consigue por purificaciones sucesivas del cuerpo y del alma, de los cuerpos y de las almas; se consigue en la iniciación interna de la cual la iniciación externa es a menudo el símbolo, o más raramente el medio. Según esto nos purificamos separando el mal que está en nosotros y en el que Dios no está. Separándonos de esto, nos aproximamos al camino, a la verdad, a la vida, es decir a Dios, que es nuestro principio".

4. El motor de la iniciación, de la purificación, es el deseo.

"El primer principio de la ciencia que cultivamos es el deseo. En ningún arte temporal, ningún artesano jamás ha triunfado sin una asiduidad, un trabajo y una continuidad de esfuerzo para llegar a conocer las diferentes partes del arte que se propone abrazar. Sería por lo tanto inútil pensar que se puede conseguir la sabiduría sin deseo, pues la base fundamen-tal de ésta sabiduría no es nada más que un deseo de conocerla, que vence todos los obstáculos que se presentan para cerrarle la salida; y no debe parecer sorprendente que éste deseo sea necesario, pues es positivamente el pensamiento contrario a éste deseo el que aleja a todos los que buscan entrar allí" (1).

NOTAS:
(1)   Instrucciones a los hombres de Deseo: Documentos Martinistas, París 1.979, nº 1, pág. 1.

5. Puesto que el Martinismo es una teosofía, y como el Martinista es un hombre o una mujer de deseo, el objetivo del Martinista será el del teósofo: la iniciación. Esta consiste, según Saint-Martin, en la reintegración a nuestro origen, que es Dios.

6. El medio de iniciación es la Teúrgia. El Martinista es un teúrgo. La teúrgia une en el trato con los ángeles, estos espíritus intermediarios entre el hombre y Dios, y con Dios mismo y su sabiduría.

7. Se ofrecen al teúrgo dos vías: la vía externa y la vía interna. El estudio teórico de la una y de la otra se impone ante la eventual práctica. No hay vía fácil, pero hay vías peligrosas. Que cada uno siga aquí el consejo del Apóstol: examinad todo, conservad lo que es bueno.

8. Exhortación previa: "(…) el primer paso que se debe dar debe ser en el sendero de la humildad, de la paciencia y de la caridad. Las virtudes son tan necesarias en nuestra Orden (Orden de los Élus Cohen) que no se puede hacer ningún progreso mientras no se avance en las virtudes" (2).

9. Martínez de Pasqually fue un practicante de la vía externa, y la escuela de la que era Gran Soberano en este mundo, es decir, la Orden de los Caballeros Masones Élus Cohen del Universo, enseñaba la práctica de la teúrgia ceremonial.

10. Louis-Claude de Saint-Martin, en la Orden de los Élus Cohen, trabajó durante bastante tiempo esta vía al pie de la letra. Tuvo, como sus hermanos, inclinación por las manifestaciones. Después lo interiorizó optando por la vía interna o cardiaca de forma también metódica (según Papus), pero según él menos peligrosa.

11. Interna o externa, ninguno puede engancharse a la teúrgia sin un profundo conocimiento de las relaciones entre Dios, el hombre y el Universo. Con las vías teúrgicas corolarias, el Martinismo es depositario de la doctrina de la reintegración y se presenta en Occidente como una rama del esoterismo judeo-cristiano. Esta doctrina debe ser estudiada, asimilada, antes de pasar o de no pasar a una teosofía práctica.

La doctrina Martinista, que es la del Iluminismo, ha sido primeramente transmitida por Martínez de Pasqually en el seno de la Orden de los Élus Cohen. Por lo tanto es por el estudio de esta doctrina por donde debemos comenzar a prepararnos.
NOTAS:
(2) Instrucciones a los hombres de deseo: Documentos Martinistas, París 1.979, nº 1, pág. 2.









LA FILIACION DESCONOCIDA
DE LOS
 RITOS DE MEMPHIS Y DE MISRAIM

PUBLICADO POR JUAN JOSÉ SAAVEDRA CHAVEZ 66°90°96°
    
            Si acaso muchos pensamos que el pasado siempre fue mejor, es porque tenemos razones fundadas para creer que es así.
            Una mirada a lo que actualmente constituyen estas Ordenes Masónicas, y que han proliferado en forma tan sorprendente a lo largo, sobre todo, de la última mitad del siglo XX en adelante, es lo que trataremos de analizar. Haremos esfuerzos por rescatar sus finalidades, sus ideas y su original estructura, las que han quedado, con el pasar del tiempo, en el más absoluto olvido y abandono.
            Culpable de ello ha venido en resultar una serie de mezclas ritualísticas, conocimientos desmembrados y desarticulados, más un total caos en lo referente a una identidad con la Doctrina e Ideales que persiguen estos Ritos.
            Con estupor, constatamos desde hace mucho tiempo, como en algunas Logias se han introducido ideas y teorías que resultan tan lejanas y extrañas a la Masonería Universal. El teosofismo, el orientalismo semi-religioso, el ocultismo, el esoterismo fatuo e indeterminado en su esencia y las técnicas psicologistas de la nueva era, han venido a ser el discurso reiterado de instructores, inculcándole a los recién iniciados de algunos Ritos que esos serían los temas que debe dominar todo “masón espiritualista”.
            Constatamos que en general, los Ritos de Memphis y Misraim se han alejado definitivamente de los propósitos que les dieron origen.
            ¿A qué se debe la introducción de tantas ideas, conceptos y teorías, tan lejos de la docencia masónica? Debemos responder que es por la falta de conocimiento tradicional de la Orden y sus usos y costumbres, la desinformación y la deficiente y en muchos casos improvisada preparación de sus maestros.
            Toda Orden Masónica que se precie de tal, más allá de todo tecnicismo y pergaminos, debe dedicar todos sus esfuerzos en descubrir y develar el significado, conocimiento y aplicaciones de las Herramientas Simbólicas en la conciencia de sus iniciados, y por medio de ellos en la sociedad profana. En el estudio y la meditación de su Simbolismo, la escrupulosa y correcta aplicación del Ritual, y en la observación de la Constitución, Reglamentos Generales y Particulares, y en la aplicación del Código de Justicia Masónico, es donde encontramos el campo donde la Orden Masónica desarrolla sus actividades.
            Su trabajo dogmático y docente gira necesariamente sobre su centro, que está constituido por las Herramientas Simbólicas de cada uno de sus Grados y el estudio de sus respectivos Manuales de Instrucción, Catecismos y Rituales. Por tanto, toda conducta y enseñanza extraña a lo antes mencionado, puede llevar a presumir que una determinada Orden solo actúa como una caricaturización de lo que es la verdadera Masonería.
           
            No nos haremos cargo sobre quién es regular y quién no lo es, pues basta un análisis concienzudo a la historia de estas Filiaciones, para darnos cuenta en realidad, quien es quien.
            Mas bien nuestro estudio consiste en tratar de aclarar y por ende entender el porqué de tantas contradicciones que resultan tanto en la docencia, como en la estructura de estos Ritos.
            Existe una visión mucho mas allá de lo que han visto hasta el momento quienes han tenido la responsabilidad de dirigir los esfuerzos y aspiraciones de los iniciados. Enredados en una cantidad sorprendente de grados masónicos, hasta ahora, la finalidad primera y última de muchas personas ha sido escalar lo mas alto posible esta estratosférica nomenclatura de grados. Muchos han logrado altos grados, pero es como si no los tuvieran, pues no se ve la correspondencia en el campo de la ética, la moral y la erudición. Ciertamente ello es motivo de un análisis que debe llevarnos necesariamente a una respuesta.
            ¿Cómo es posible que en una Orden con tantas posibilidades, los verdaderos buscadores, estudiosos e investigadores no encuentren claridad a sus inquietudes? La respuesta es muy simple; porque allí no se encuentra toda la Luz.
            La Ordenes Masónicas de Memphis y de Misraim pueden dar respuestas a un sin número de preguntas, sin embargo, no a todas. Existen disciplinas que escapan del todo a su influencia, dando paso a estructuras que hoy solo los más antiguos han escuchado nombrar alguna vez.
            Estas Órdenes se han desarrollado con más fuerza en Francia, que en cualquier otro país, y de allí han pasado y se han extendido piramidalmente por todo el mundo. Sin embargo, en la medida que ha pasado el tiempo, las Doctrinas y antiguas estructuras iniciáticas que tuvieran en el pasado, como un viejo edificio, se han derrumbado y su trabajo ha disminuido hasta casi su total extinción.
            Las ideas modernas de sintetizarlo todo vino en deformar, podar y extinguir importantes Ordenes Iniciáticas por donde el Iniciado podía desarrollarse en forma segura y sin contradicciones como las que hoy conocemos. Si bien todos sabemos que el camino del Iniciado es largo, no todos logran comprender que es para toda la vida. Es así que de acuerdo a la evolución personal e intereses particulares de cada Iniciado, existió en la época de oro de estas Filiaciones Iniciáticas, todo un complejo y bien acabado sistema de Iniciación, en el que prácticamente quedaban incorporadas en un todo, cuanto el Iniciado estuviera en condiciones y tiempo de poder abarcar.
           
            El primer paso para conocer el mundo de la Iniciación, es desde el mundo profano.
            El doctor Gerard Encausse, conocido por el nombre iniciático de “Papus”, representó en Francia a algunas interesantes Órdenes de Iniciación, como también lo hicieron sus herederos en la Gran Maestría, como fue el caso de Teder, Jean Bricaud, Constant Chevillón, Henri Dupont, Robert Ambelain y muchos otros que llegaron a constituirse en otros países y hasta el día de hoy.
            La persona profana que estuviera interesada en incorporarse en estas Ordenes de Iniciación no hacía mas que acercarse a lo que le estaba mas a mano, esto es, al “Grupo Independiente de Estudios Esotéricos” (grupo que tomó varios nombres pero con igual finalidad) o a la “Orden Masónica Oriental del Rito Antiguo y Primitivo de Memphis-Misraim”, orden que servía de base para todo un complejo aparato de iniciación.
            El Rito de Memphis-Misraim, permite el desarrollo del Iniciado tanto en la Masonería Simbólica, como en la Masonería Capitular y en la Masonería Hermética, aprovechando cada uno de sus conocimientos.
            Cuando un Iniciado logra la Maestría Masónica, entonces está en condiciones de solicitar su incorporación a la “Orden Martinista”, (aunque existe un tipo libre de Martinismo donde no es necesaria la iniciación masónica, pero donde la calidad de sus miembros es diferente por razones obvias) donde el iniciado puede desarrollar todo un vasto campo relacionado con la espiritualidad cristiana. Esta Orden consta de 4 Grados, que se llaman: I° Asociado, II° Iniciado, III° Superior Incógnito y IV° Superior Incógnito Iniciador.
            Si el Hermano no desea ingresar en el Martinismo, es libre de no hacerlo, y puede continuar su carrera masónica en los Grados Capitulares sin ningún problema.
            Una vez que el Hermano alcanza y es consagrado en el III° Grado Martinista, entonces puede pedir su incorporación en la “Orden Kabalistica de la Rosa+Cruz”, orden que está dedicada exclusivamente al estudio de la kabala judía y cristiana. Esta Orden consta de tres Grados: 1° Bachillerato en Kabala, 2° Licenciado en Kabala y 3° Doctor en Kabala.             Existe también otra vía; consistiendo esta, que cuando el Hermano ha llegado al IV° Martinista le es posible su consagración en los Grados de la Orden del Rito Escocés Rectificado de Willermoz que contempla los Grados de una caballería Cristiana y Templaria, donde descansa en su último grado una síntesis  del sistema teúrgico de Martines de Pasqually.
            Cuando el Hermano se encuentra, ya sea en el Grado 33° de la Masonería, o en el IV° Grado del Martinismo, le es posible solicitar su ingreso en la “Iglesia Gnóstica Universal” que contempla el estudio de la religión cristiana con el signo de la razón, la fe y la inteligencia. Sus Consagraciones son de Sacerdote, Presbítero, Obispo y Cardenal-Arzobispo de la Iglesia Gnóstica Universal. Quienes pertenecen al Alto Sínodo de la Iglesia Gnóstica Universal, son también los Legados de la Orden Martinista y Miembros del Soberano Santuario de la Masonería. Por tanto, es claro que era imposible obtener el Grado 95° del Rito de Memphis-Misraim, a menos que participase de las estructuras paralelas; si alguien solo quería participar exclusivamente de la masonería sin asociarse a las Órdenes paralelas, solo podía acceder como máximo hasta el Grado 33°. Por eso es que difieren absolutamente las capacidades cuando son medidas o comparadas entre un Hermano del Grado 95° de la antiguas estructuras, con un Hermano que recibe el mismo grado en la actualidad; efectivamente, no hay punto de comparación.
            A nivel de Grandes Maestros de estas Filiaciones, también existe la incorporación a otras Órdenes, como es el caso de los Caballeros de Palestina, la Orden del Templo de Oriente y otras.

            Quizás algunos se sorprenderán, porque nunca escucharon hablar de semejantes cosas. Es allí donde está la explicación a cuanto hemos enumerado en un comienzo. Si alguno pretendió que lo único que era posible trabajar era una especie particular de masonería, en realidad se equivocó. Si alguno en su ignorancia y desconocimiento no sabía que para los iniciados existían otras alternativas de desarrollo, resulta lamentable. Si alguno mezcló cuanta doctrina, práctica y conocimiento en una sola orden, entonces solo cosecha el desorden y la confusión.

            Actualmente, como ya lo hemos insinuado, el poder de síntesis ha pretendido comprimir todo este inmenso cuerpo iniciático en una sola institución. Esto no es precisamente el resultado de una operación pensada e inteligentemente ordenada, sino por el contrario, es el resultado de una muerte anunciada, pues la sabiduría, la fuerza y la belleza fueron remplazadas paulatinamente por sus respectivas antítesis. Veamos qué significa esto.
            Durante muchos años, los estudiosos e investigadores de la Tradición Hermética Occidental (en algunos casos, que son la mayoría), y Cristiana, los Ritos de Memphis y de Misraim, no fueron más que solo una plataforma básica y elemental desde donde comenzar el estudio a las disciplinas que ocupaban a los estudiosos. El objetivo era que los miembros que trabajaren en cualquiera de las Filiaciones que analizamos someramente, tuviesen la “regularidad” que exigía la Orden más antigua de todas, esto es la Masonería Universal. Por tanto, se podría alegar cualquier discrepancias con las doctrinas que se estudiaban en las Ordenes superiores, pero no en cuanto al reconocimiento implícito que se debía tener de quienes participaban de ellas. Era innegable que todos los miembros habían sido iniciados en los Grados masónicos de acuerdo a las fórmulas aceptadas por la masonería universal; por tanto, podrían surgir discrepancias, por ejemplo con el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, con la Gran Logia de Francia, etc., pero solo en cuanto a un tecnicismo de regularidad; pero sin desconocer que las ceremonias por las cuales un profano se convierte en Masón, son las clásicas por las cuales es sometido cualquier persona y en cualquier Orden. Si acaso un poder masónico reconoce a otro, técnicamente hablando, es asunto relativo, pues prima en todos los iniciados y en forma general, la idea de la Fraternidad y el concepto de una Masonería universal; la que puede llevar un nombre menos o un nombre mas, o bien puede llamarse con un nombre particular u otro. El resultado es el mismo. Todos por igual han pasado por las mismas ceremonias, y se reconocen universalmente con los mismos tocamientos, signos y palabras de reconocimiento (salvo muy pequeñas diferencias). Una segunda razón de la necesidad de la Iniciación masónica, es que en las Ordenes superiores se estudian algunos grados importantes de la masonería, sus leyendas y retejadores, lo cual implica necesariamente el hecho de estar iniciado en tales grados; lo contrario sería poco serio y se cometería una infidencia, que a nivel de Ordenes iniciáticas resultaría imperdonable.
            Una vez establecido el Rito de Memphis-Misraim como la base sobre la que se sustenta todo el edificio iniciático que venimos analizando, este se convierte, como lo dijéramos ya, en un sendero obligado por recorrer. Ahora bien, la diferencia en relación a otro Ritos masónicos, consiste en que en este los Grados se otorgan en periodos breves de tiempo, como es el caso de Robert Ambelain, quien fuera Gran Hierofante del Rito, el que alcanzó desde el primero al último grado en solo cinco años. Otro caso lo constituye el de Spencer Lewis, quien es exaltado en un muy breve espacio de tiempo hasta el grado que le permite participar del Soberano Santuario de Alemania; el que es exaltado por el mismísimo Teodoro Reuss (Peregrinos), el mismo que consagró también y le dio plenos poderes para constituir un Soberano Santuario para Francia a Jean Bricaud. Esto es solo una muestra, porque podríamos citar unos cuantos casos más. Sin ir más lejos, el Hermano León Tournier, recibió todos los grados superiores al de Maestro Masón por correspondencia, esto es, el 18°, el 30°, el 33°, el 90°, y finalmente el 95°. Si tuviéramos que hilar aún más fino, nos daríamos cuenta que el Hermano Tournier nunca fue iniciado en el Rito de Memphis-Misraim en forma ceremonial, porque la iniciación hasta el tercer Grado la recibió bajo los auspicios del Gran Oriente Español que trabajaba en Paris. De igual manera, también Tournier,  otorgaba los Altos Grados de la masonería, por correspondencia. Sin embargo, nadie queda inhabilitado desde el punto de vista masónico pues existieron ceremonias de por medio en unos casos, y en los otros, permisos y dispensas autorizadas.
           
            En la actualidad los Ritos de Memphis y de Misraim han venido del todo a menos, ya que olvidando su brillante pasado, solo han quedado relegados a una simple masonería que busca su doctrina sin poder hallarla.
            Esto puede ser explicado, dado a que por circunstancias un poco largas de analizar, las Ordenes altamente iniciáticas se fueron quedando desamparadas por lo escaso que resultaban de conseguir los Iniciados de alto vuelo. Los estudiosos e investigadores que existieron en los tiempos de Papus (quien escribió cerca de cien libros y dirigió algunas revistas de publicaciones esotéricas), Bricaud (que escribió varios libros y dirigió publicaciones oficiales de las ordenes que representaba), Chevillón (que también escribió algunos textos y trabajos de investigación), Chaboseaux (que escribió varios tratados), Stanislas de Guaita (cuyo aporte al conocimiento serio del Ocultismo en obras de sumo interés tales como “Ensayo sobre las Ciencias Malditas”), etc., comenzaron a desaparecer y se hicieron cada vez más escasos. Las Ordenes también en forma paulatina comenzaron a abatir sus columnas esperando que quizás con el tiempo, surgiera una nueva era de estudiosos e investigadores de la Tradición Hermética Occidental y Cristiana, que posibilitaran nuevamente el despertar a los antiguos Egrégores dormidos.
            En las décadas recientes, muchas personas de gran valer han pasado por los Ritos egipcios, sin embargo estos Ritos por si solos no han tenido la capacidad de interesar a los que buscan una aproximación a la verdadera Luz. A lo más, solo han visto en su trabajo una añoranza de tiempos lejanos que dieron prestigio, sabiduría y ciencia a los que enfrentaban el desafío del camino a la Alta Iniciación.
            Hoy, los iniciados buscan de Rito en Rito, algún eco de aquellos otros tiempos que le dieron gloria al Saber. No hay que extrañarse por tanto,  que muchos incapaces y osados ocupen las dignidades y sitiales que ocuparon hombres e iniciados notables, tales como René Guénon, Victor Emile Michelet, Josephin Péladan, Chamuel, Stanislas de Guaita, Albert Poisson, Barlet, Pólit, Gary de Lacroze, Coronel de Rochas, Paul Adam, Lemerle, Paul Sédir, Marc Haven, Abel Haatan, Selva, Agustín Chaboseau, Phaneg, Dr.Rozier, Jollivet Castelot, Serge Basset, solo por citar algunos nombres franceses. La lista sería muy larga si acaso incluimos a notables estudiosos repartidos en muchos países del mundo.
            Quizás, y como los tiempo son cíclicos, nos queda la posible esperanza, que una nueva Aurora Dorada surja desde las tinieblas, para constituirse nuevamente en la promesa de un nuevo amanecer.

ESQUEMA GENERAL DE ALGUNAS
DE LAS FILIACIONES INICIATICAS INTEGRADAS

            Cabe consignar en este esquema y como una forma de reafirmar lo antes señalado, que el 9 de mayo de 1898 se firmó un Tratado de Alianza entre la Orden Martinista y la Orden de los Illuminatis, unificando esfuerzos para lograr en conjunto sus Ideales comunes.
            Que en 1911 se firmó un Tratado de Alianza entre la Orden Martinista de Papus y la Iglesia Gnóstica Universal, transformándose esta en la Iglesia Oficial del Martinismo.
            También se integraron en pactos de trabajos unificados, los Ritos masónicos: Escocés Cerneau, Early Grand, Swedenborgiano y Memphis-Misraim, los que en conjunto constituyeron un Supremo Gran Consejo de Ritos Confederados.


NUESTRO FRATERNO Y PROFUNDO AGRADECIMIENTO AL I:.S:.H:. MIGUEL ANGEL MESSINA POR SU COLABORACIÓN